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viernes, 24 de abril de 2009

Duendecillo azul


Hoy decidí que mi mundo sea verde, como el color de tus ojos de niño. Decidí que mis días se iluminen con la luz del sol; así, con su amarillo radiante, podré brillar en el despertar de cada mañana en la que no estarás aquí y guardaré su calor para la noche fría y azul del otoño, en la que la soledad y la luna distante, serán mi única compañía.

Hoy decidí ser agua para que mi camino fluya como un río de montaña; decidí hacer de la música mi refugio y confiar en mi voz interior que todas las noches me dice: es posible. Decidí creer en el amor, porque es tan verdadero como tu música. Hoy creo en mí. Hoy creo en ti.

Hoy decidí caminar en la vereda del frente, sin dejar de mirarte, sin dejar de acompañarte, sin dejar de amarte; caminar en tu misma dirección, pero nunca detrás de ti; caminar a tu lado, pero distante hasta que sea necesario, hasta sanar, hasta que llegue ese momento en el que no exista el tiempo, en el que juntos comprendamos la eternidad de ese instante, en el que tu mundo se torne verde como el mío, y entonces te cruces de vereda, tomes de mi mano, y tan solo me digas: Hoy decidí caminar contigo.

Domingo 12 de abril de 2009